Aunque muchos especialistas no consideran la marcha atrás como un anticonceptivo lo cierto es que es un método utilizado por muchas parejas en el mundo con una eficacia aceptable. Eso sí, «aceptable» era a lo máximo a lo que se podía aspirar hace años, pero en nuestros días contamos con un amplio abanico de opciones de anticonceptivos adecuados para todo tipo de personas y que ofrecen una eficacia que supera lo «aceptable» con creces. Además esta practica puede tener otras consecuencias.

El gran número de métodos eficaces de prevención de embarazos hace que al hablar de anticonceptivos muchas veces se olviden algunos de ellos, sea por considerarlos poco fiables o en desuso. A mi me gustaría contar con todos ellos en este blog y aportar datos estadísticos fiables, ya que considero que tenemos derecho a conocer toda la información disponible para poder decidir por nosotros mismos.

Dicho esto vuelvo al tema: La marcha atrás, también llamada coitus interruptus, consiste en retirar el pene de la vagina antes de la eyaculación y así evitar que existan espermatozoides que puedan llegar al óvulo. Es uno de aquellos métodos que se utilizaban cuando no existía otra cosa, junto a los llamados naturales, pero actualmente son muchas las parejas las que practican la marcha atrás, sea como anticonceptivo habitual o esporadicamente.

¿El líquido preseminal contiene esperma?

Hay una frase que siempre acompaña a la idea de la utilización de este método, y esa es; «¡cuidado! antes de llover chispea». Esta expresión hace referencia al peligro que conlleva los espermatozoides que pueda contener el líquido preseminal.

Al contrario de lo que se piensa este líquido no contiene esperma por sí mismo. Es segregado por las glándulas de Cowper y su función es la de lubricar la uretra y corregir el ph que ha podido ser modificado con la orina y que afecta a la calidad del semen.

Es cierto que puede arrastrar a aquellos espermatozoides que hayan quedado rezagados de anteriores eyaculaciones pero también es verdad que eso sólo puede ocurrir si ha habido una eyaculación justo antes, puesto que al orinar se expulsaría la mayor parte de ellos. Además estos espermatozoides en el líquido preseminal estarían privados de los nutrientes y la protección que les da el esperma así que su calidad sería mucho menor y su capacidad fecundatoria se vería reducida.

El estudio más importante sobre la cantidad de espermatozoides contenidos en líquido preseminal después de una eyaculación es el de Killick (92). Sólo encontró esperma en el 41% de las muestras estudiadas y de ese porcentaje ninguna contaba con más de 23 millones por ml. Pero con uno solo es suficiente para un embarazo, ¿verdad? En realidad debemos pensar que de las parejas cuyo miembro masculino tiene esa cantidad de espermatozoides en eyaculación, solo un 2% logra un embarazo. Un hombre con esa densidad sería considerado potencialmente infertil.

La verdad sobre la eficacia de la marcha atrás.

Ya sabiendo que el líquido preseminal tiene muy poco poder fecundatorio podríamos pensar que la marcha atrás es un método muy eficaz, pero ¿porque no se considera así?.

Sobre todo la razón radica en que no todos los hombres son capaces de controlar la eyaculación con seguridad en la mayoría de las relaciones.

También es importante lo anteriormente mencionado; la cantidad de espermatozoides puede ser mayor si ha habido otra eyaculación justo antes. Practicar la marcha atrás en el segundo coito es mucho más arriesgado y este es un error muy común.

Las estadísticas indican datos sorprendentes: Contando con que el hombre controle su eyaculación y esta sea la primera del día la eficacia de la marcha atrás es muy cercana a la del preservativo masculino; un 96%. Eso sí, cualquier pequeño fallo en su ejecución reduce esa eficacia al 78%.

Consulta la tabla de eficacia de anticonceptivos.

¿Porqué los expertos no recomiendan la marcha atrás?

Lo cierto es que muchas personas que dicen que es totalmente ineficaz es por que no conocen los datos, pero esto es normal ya que en nuestro país no hay estudios relacionados. Si nos tomamos la molestia de buscar en Internet utilizando la palabra inglesa (withdrawal) veremos que todas las páginas indican los datos de eficacia arriba mencionados, pero en español es difícil encontrarlos.

Muchos especialistas, aún reconociendo que su eficacia es bastante alta no lo recomiendan (y yo sinceramente tampoco), pero no es por que no confiemos en las estadísticas. Mi opinión se basa en dos razones.

La primera es que efectivamente existen muchos otros métodos más eficaces y sencillos de utilizar. Con la marcha atrás dependemos de que el hombre controle y aunque lo consiga la mayor parte de las veces muchos factores pueden hacer que sea complicado en un momento determinado. Utilizando otro método la posibilidad de fallo es menor y, con métodos hormonales por ejemplo, aún fallando en su uso el riesgo es más reducido.

Además no podemos saber con seguridad si el método ha funcionado o no hasta que no hay un retraso en la menstruación. Con otros métodos podemos actuar en consecuencia al fallo utilizando la píldora del día después.

La segunda y no por ello menos importante es que la presión de estar pendiente del momento eyaculatorio del varón puede hacer de la relación sexual de todo menos relajante y placentera. Ella pierde del todo el control de su anticoncepción y toda la responsabilidad (otra más) la tiene el hombre. El hecho de tener que extraer el pene antes de eyacular interrumpe la clave erótica y puede hacer que el orgasmo sea más débil. Además se está observando que los hombres acostumbrados al coitus interruptus tienen dificultades para eyacular dentro de la vagina cuando así lo desean.

Datos estadísticos extraídos de Trussell J IN Contraceptive Technology 2011.

Puedes leer el estudio completo aquí (en inglés)

Más referencias:

  • Informe sobre la marcha atrás de la investigadora Rachel K.Jones  Aquí
  • Página de la Asociación Americana de Salud Reproductiva en referencia a la marcha atrás. (En español y con vídeo) aquí
  • Este post se amplía con novedades en esta otra entrada de Septiembre del 2017

Marta Ibáñez Sainz Pardo
Psicóloga especialista en terapia sexual y de pareja

 

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