,»Yo no soy rencoros@; yo perdono, pero no olvido», ¿cuantas veces escucharé esta frase en la consulta? sobre todo la oigo, casualmente, en un contexto de terapia de pareja y tras un buen rato de recriminaciones de esas que están totalmente perdonadas, pero no olvidadas. Eso, obviamente, no es perdonar.
Es una frase muy bonita, pero no tiene mucho sentido; es obvio que olvidar no vamos a olvidar nada, y menos algo que hemos tenido que perdonar y que, por tanto, ha supuesto una carga emocional en algún momento. Si olvidásemos algo así probablemente sería para pensar en pedir cita con el neurólogo porque esa clase de amnesia selectiva no tiene buena pinta.
Entonces no olvidamos, eso está claro, nadie olvida algo que ha tenido que perdonar ni probablemente muchas otras cosas si tiene una memoria medio normal. ¿Pero perdonamos? el problema es que cuando nos decimos esa frase generalmente no lo hemos perdonado. Es un «ni olvido ni perdono». Además esto se utiliza frecuentemente como un arma, algo que podemos lanzar al otro en forma de reproche cuando nos venga en gana, y eso no es justo.
¿Cómo perdonar?
Perdonar no es fácil. Nuestra educación católica nos dice que debemos perdonar, con eso de «poner la otra mejilla» por ejemplo, es de ser buena persona perdonar a los demás…pero no nos sale.
¡Y es natural! Si nos sentimos traicionados y dañados no podemos pasar página y no volver a mencionar el tema así sin más. Efectivamente, «sin más» es imposible, pero haciendo algo sí que se puede llegar a perdonar. ¿Y que hay que hacer?. Te doy algunas claves.
- Asegurarte de que quieres hacerlo.
Perdonar significa no tener en cuenta este evento doloroso ni ahora ni en el futuro. No todo se puede o se debe perdonar pero no hay leyes sobre ello, solo puedes preguntarte a ti mism@ si quieres hacerlo. Si es algo que supera tus principios morales va a ser difícil que lo perdones y la verdad es que no es obligatorio. Tenemos derecho a no perdonar y a cortar relación con quién no esté de acuerdo con nuestros valores. Por otro lado, quizás ahora mismo estás demasiado dolid@ para perdonar pero a veces con tiempo se cura, en ese caso de momento rompe relación y ya veremos si más tarde te sientes mejor para intentarlo. Nunca finjas un perdón.
- Reflexionar sobre qué necesitas.
Una vez has decidido perdonar tendrás que pensar qué necesitas para hacerlo. Quizás solo sea tiempo o tal vez necesitas saber algunas cosas que te dejen más tranquil@. Esta reflexión no es fácil porque algo nos dice que deberíamos perdonar sin condiciones, pero esto no tiene porqué ser así. Es necesario que sepas exactamente lo que necesitas porque luego tendrás que pedirlo, aunque no pasa nada si después de un tiempo te das cuenta de que no es suficiente, no nos conocemos tanto.
- Expresar como te sientes.
Para esto también es necesario reflexionar porque no siempre somos capaces de definir nuestras emociones. Estamos enfadad@s, vale, ¿pero porqué? . Estamos decepcionados, esperábamos otra cosa, sentimos que se ha traicionado un acuerdo tácito, pensamos que eso significa que no es una persona de fiar, nos sentimos tristes… La otra persona tendrá que escuchar todo esto y deberá ser muy claro «me siento triste porque el que hayas hecho X me hace pensar que Y», «Me decepciona que hayas hecho X porque yo esperaba que Y»…
- Confiar
Es posible que una de las cosas que necesites para perdonar sea que la otra persona responda a algunas preguntas, esto es perfectamente normal pero si necesitas preguntar lo suyo es que sea para confiar en la respuesta. Si lo que buscas es que responda lo que tú quieras no vamos a ningún lado. «¿Lo volverías a hacer» «no» «Pues no me lo creo», no es una conversación válida. Habrá que ver entonces qué necesitas para creértelo pero en si no consigues confiar en sus respuestas será imposible que perdones.
- Darte tiempo.
Esto es esencial. Como digo, perdonar no es fácil y no se puede hacer de la noche a la mañana. Hay que darse tiempo y tener paciencia. «El tiempo lo cura todo» es otra frase sin sentido para mi, pero es cierto que la mayoría de las cosas se ven de otra manera.
Marta Ibáñez Sainz-Pardo
Psicóloga especialista en terapia sexual y de pareja.
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