«Yo soy así», «Soy anorgásmica», «Soy eyaculador precoz», «soy impotente»

La historia empieza más o menos de esta manera; la persona tiene una dificultad sexual que le persigue desde el comienzo de sus relaciones en pareja, o muy poco después, da igual, ya lleva tanto tiempo que ni se acuerda. Esa persona ya ha buscado información, ya se ha autodiagnosticado y ha intentado varias estrategias para solucionarlo que no han funcionado. No lo ha hablado nunca con nadie, o con muy poca gente y cuando en el grupo de amigos se menciona algo parecido a lo que a esa persona le ocurre, ha desarrollado la capacidad de hacerse invisible, de no reaccionar, de que no se note que él o ella es así.

Esa persona acude a consulta de terapia sexual como último recurso, pero ese discurso de «yo soy así» es una barrera a superar. Ocurre que, incluso en las fases finales del tratamiento, cuando la persona ya ha comprobado que puede, que sí que mantiene una erección, que sí que tiene orgasmos, que sí puede tener relaciones satisfactorias…aun así, sigue pensando que ese monstruo sigue dentro, que esta mejora es temporal.

Lo que te dices es importante.

Cuidado, es cierto, a pesar de realizar un completo tratamiento de terapia sexual habrá episodios en tu vida sin orgasmos, en los que te cuesta lograr una erección, en los que no te apetezca nada el sexo…por supuesto, no eres un robot y la sexualidad es un aspecto de tu vida en el que influyen muchos otros. Lo que te da la terapia son las herramientas para que, no ya si ocurre, sino si se mantiene en el tiempo, tú no caigas en un bucle de ansiedad, sino que pongas en marcha recursos que te devuelvan al equilibrio.

Si no se logra entender esto y seguimos pensando que esa disfunción no es un estado temporal sino un rasgo que nos caracteriza, a la mínima dificultad los niveles de frustración subirán muchísimo. Si cada vez que te caes te dices a ti mismo que no sirves para andar y que deberías asumir que no vas a caminar en la vida, ¿Qué crees que ocurrirá?.

A veces, nos decimos cosas de una crueldad inimaginable. Se supone que deberíamos ser nuestros mejores amigos, pero a un amigo, ni siquiera a un conocido, jamás le diríamos cosas tan terribles como las que nos decimos a nosotros mismos. «No vales para esto», «Nunca encontrarás pareja», «Eres un inútil».

Fíjate en qué te dices a diario. En referencia a tu vida sexual o no. ¿Dejarías que alguien te hablara así?.

Tú no eres así.

No te conozco de nada, pero puedo asegurar que tú no eres así. Que no eres eyaculador precoz, ni anorgásmica, ni impotente, ni ningún adjetivo que te pongas en referencia a tu vida sexual.

Es una dificultad en tu vida sexual que dura en el tiempo porque no has encontrado una solución, sí, pero eso no hace que te haya invadido y se haya apropiado de tu personalidad. No es un rasgo inherente a tu persona.

No me malinterpretes, entiendo que pienses así, al fin y al cabo no has conocido otra realidad. Si el 100% de las relaciones sexuales que has tenido han venido acompañadas de este problema, pues nada más lógico que creer que toda tu vida sexual es así.

Pero las disfunciones sexuales, incluso de carácter orgánico, es raro que sean permanentes. Y si ya has descartado con tu médico su causa fisiológica, te digo que si es por factores psicológicos, no dura para siempre seguro.

Lo que ocurre, como digo, es que no has dado con la solución. Pero esta existe, te lo aseguro. Aunque es muy importante que comiences a desechar ese pensamiento negativo que te ancla con el problema.

Este pensamiento hace que retrocedas continuamente antes de llegar a tu objetivo. Aunque los resultados de la terapia te demuestran que tu función sexual es perfectamente normal, tú sigues recordando aquellas malas experiencias y dando por hecho que, antes o después, volverás a sufrirlas. Por eso es algo que corrijo en el lenguaje de los pacientes en cuanto llegan y siempre hay que trabajar ese pensamiento negativo para poder permitirnos ver los avances y disfrutar de ellos.

¿Alguna vez has creído que ese problema sexual es un rasgo tuyo?

 

Marta Ibáñez Sainz-Pardo
Psicóloga especialista en terapia sexual y de pareja.

 

 



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