Como comenté en el post de «El sexo en el primer trimestre» soy consciente de que se ha escrito mucho acerca de las relaciones sexuales en el embarazo pero, ahora que yo misma estoy esperando mi primer hijo, creo que puedo dar una visión un poco más personal del tema y que las mujeres que lo lean se sientan más identificadas. Aunque cada embarazo es un mundo, por supuesto.

Pasado el primer trimestre se eliminan muchos de esos miedos a la pérdida, ya hemos visto a nuestro bebé en la ecografía saltando y hemos pasado lo que es estadisticamente el periodo más arriesgado de la gestación. Si ese miedo nos ha impedido tener relaciones sexuales o si hemos tenido alguna amenaza de aborto por la que se nos han prohibido y ahora se ha abierto la veda podemos sentirnos raras al retomar la actividad un par de meses después.

El cuerpo de la mamá en el segundo trimestre.

Físicamente la embarazada comienza a sentirse algo mejor. Las nauseas van desapareciendo si es que han existido, aunque no siempre ocurre nada más comenzar el trimestre. Tenemos más energía y muchas mujeres aseguran que es cuando comenzaron a disfrutar realmente del embarazo. ¡Es el mejor trimestre!

En este momento los cambios físicos son perceptibles desde fuera, sobre todo la propia mujer que se conoce mejor que nadie observa como su cintura se ensancha y aparece la tan anhelada tripita. Sí, toda mujer embarazada está deseando lucir tripita y esos primeros meses cuando no se te nota o parece que tienes gases no nos gustan nada.

El útero se ha hecho más grande y pesa más así la circulación sanguínea de cintura para abajo se hace más lenta, esto tiene inconvenientes como la posible aparición de hemorroides o varices, la pesadez de piernas…que en este trimestre todavía no son muy acusados, pero también tiene ventajas; la congestión vascular en la zona genital hace que sea más sensible y la excitación más alta, sobre todo si ya se ha tenido hijos.

El peso del útero hace que la vagina no pueda alargarse tanto como antes y en la penetración se puede percibir más corta. A partir de este momento habrá que elegir posturas en las que no se penetre muy profundamente para que el pene no choque con el cuello del útero y no sea molesto. Eso sí, toda esa vascularización de la vulva y los cambios hormonales favorecen la lubricación, de hecho la embarazada notará que tiene descargas de flujo durante el día.

Todavía no hay una tripa muy prominente y no dificulta las relaciones sexuales aunque seguramente ella esté más cómoda de lado o encima.

El papel del padre

Durante el primer trimestre esto del embarazo ha sido un poco ficticio para él. Está ilusionado pero no piensa en ello todo el día (como posiblemente hace la futura mamá) y, si todo ha ido bien estos meses, es probable que lo vea como algo irreal y lejano.

Pero ahora resulta que ya ha visto a su pequeñ@ en la ecografía del primer trimestre ¡y tenía forma de bebé y todo! ¡y se movía!. Empieza a hacerse más real el asunto. Además la barriga de su pareja comienza a redondearse.

Con este tema pueden reaccionar de distintas maneras. Hay hombres a los que les resulta irresistible la figura de una mujer embarazada (de hecho las embarazadas nos encontramos con miradas de desconocidos que nos confirman esto), hombres a los que les enamora aun más la idea de que su pareja esté gestando a su hijo, hombres a los que les da miedo dañar al bebé con su pene y hombres que sienten algo de rechazo ante el sexo con su mujer embarazada, no ya por temor sino por una especie de asexualización de la gestante.

Lo cierto es que no se sabe como va a reaccionar un padre primerizo, hay que entender que ellos tampoco saben lo que van a sentir y ser comprensivas. ¡Debe ser muy extraño ver como cambia el cuerpo de tu pareja y además saber que lleva a tu hijo dentro! Más raro es ver como cambia tu propio cuerpo y sentir a un ser creciendo en tu interior, pero bueno…paciencia.

El sexo en el segundo trimestre.

La tripa no es aún muy prominente y se pueden realizar casi todas las posturas pero la mujer está siempre más cómoda de lado o encima, ahora que aun no pesa mucho no hay problema. Boca abajo es impensable a no ser que nos sostengamos sobre las rodillas y brazos, si pesa la tripa podemos colocar un cojín debajo. Boca arriba la embarazada puede no estar muy cómoda, sobre todo al final del trimestre.

En este trimestre comenzamos a sentir los movimientos del bebé,al principio como aleteos y luego golpecitos, pasando ya a veces a patadas que nos sobresaltan. Curiosamente el bebé no suele moverse en las relaciones sexuales ni justo después. Parece que el vaivén le mece y se duerme, como cuando caminamos. Por supuesto el bebé no sabe lo que estamos haciendo y no le afecta para nada, él vive en su piscina y en todo caso se beneficia de toda esa actividad que se traduce en más circulación en la placenta, movimiento que le relaja y masajitos con las contracciones del orgasmo. ¡Todo ventajas!

Marta Ibáñez Sainz-Pardo
Psicóloga especialista en terapia sexual y de pareja.

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